Cuando el espacio y el costo se vuelven condicionantes para la producción de la vivienda, los patios de tendido de ropa son las primeras áreas que se ven sacrificadas para ajustar los demás ámbitos que se consideran más necesarios. Se incorporan al metraje de construcción interna o de existir previamente, terminan por transformarse en un dormitorio más, generalmente.

Sin embargo, la necesidad persiste y no tarda en manifestarse.

Es por esto que los tendidos de ropa se resisten a silenciarse, y afloran desde cualquier hendija para conformar la escenografía de este paisaje urbano; como respuesta a lo que evidentemente es una necesidad de primera mano subestimada.

 La necesidad de secar la ropa, en este caso, sobrepasa la necesidad de ventilar e incluso iluminar el interior, que podemos constatar con la configuración de las perforaciones, cuidadosamente dimensionadas para el espacio que requiere el tender las prendas de ropa y acomodarlas correctamente extendidas. No hay más lugar aquí que para una prenda y dos manos que se asoman.

Considerando el contexto bajo el que se extiende este tendido elocuente, podemos leer las prioridades de esta familia que condicionan su estilo de vida. Al menos yo leo que la alta percepción de inseguridad es la pauta para la adaptación de la vivienda, que pesa más que el confort térmico. Por eso se autoconstruye una vivienda introvertida, sin intereses de relacionarse con su exterior, con mínimas entradas de luz y ventilación para mantener satisfecha la necesidad psicológica de seguridad y protección interior. Pero, más necesario que nada, la ventila para tender los jeans; su principal ornamento.

Y hablando de ventilas, unas ya no autoproducidas, pero sí cumpliendo dobles propósitos.

En muchos casos donde los conceptos de participación aún son notas en el papel, las soluciones de vivienda de interés social facilitadas por el Estado no contemplan necesidades reales de los destinados a habitarlas. El objeto-vivienda se vuelve una repetición genérica de un estilo de vida asignado y es cuando la personalización y adaptación cobran mayor vida.

Como siempre en la construcción, se cruzan costos versus todo lo demás, y una vez más, el patio de tendido se ve transformado con una cubierta improvisada, en un dormitorio extra para la mitad de una numerosa familia. Acción-reacción. Necesidad-respuesta.

¿Quién pensaría que unas ventilas jugarían también el papel de secadoras eólicas, muy a tono con el siglo y lo que él demanda? Encuentro yo aquí una brillante solución de diseño que responde a necesidades básicas de espacio y de función en la vivienda, que merece prestar atención y meditar en una evolución de esta respuesta improvisada pero no menos eficiente.

¿Qué es lo que surge cuando el deporte y la recreación se vuelven tan necesarios como el tener ropa seca todos los días y no hay espacio suficiente para dar lugar a ambos? Sin más, he aquí la respuesta.